
Dr. Fermín Mearin
Director del Servicio de Aparato Digestivo, Centro Teknon, Barcelona

Causas y mecanismos: no son lo mismo
Hay síntomas que tienen causas muy claras: dolor abdominal agudo por apendicitis, cólicos biliares por piedras en la vesícula, diarrea con sangre por colitis ulcerosa, etc. Sin embargo, en otros casos los factores son múltiples y las causas no tan evidentes. Esto ocurre con los Trastornos Funcionales Digestivos (ver capítulo correspondiente) tales como el Síndrome del Intestino Irritable, la Diarrea Funcional o el Hinchazón Abdominal (ver capítulos correspondientes).
En estos trastornos, y otros muchos, los médicos gastroenterólogos han investigado la importancia de mecanismos tales como alteraciones de los movimientos digestivos, aumento de la sensibilidad gastrointestinal, fenómenos de microinflamación o influencia de factores emocionales. También se conoce que otros factores como el aumento de la permeabilidad intestinal (leaking gut syndrome), o la alteración de la microbiota colónica (disbiosis) o del intestino delgado (SIBO: small intestinal bacterial overgrowth) pueden estar involucrados. De hecho, en la mayoría de los casos estos trastornos, y sus síntomas, son el resultado de la concurrencia de varios mecanismos que interactúan y se potencian.
Lo curioso es que esto, que se sabía desde hace años, se ha puesto de moda recientemente, y considerado como enfermedades propias, en foros de medicinas alternativas, nutricionistas o fisioterapeutas.
¿Qué es el síndrome del intestino permeable?
De inicio hay que decir que el intestino, por suerte, en condiciones normales, es permeable. Y esto sirve no sólo para permitir la absorción del agua y los nutrientes, sino también para la estimulación de nuestro sistema inmune.
Lógicamente, cuando la mucosa se daña de manera importante, como ocurre en la enfermedad de Crohn, la enfermedad celiaca sin dieta, o en el consumo de alcohol o fármacos antinflamatorios (aspirina, diclofenaco, ibuprofeno, etc.) la permeabilidad se incrementa. Lo que no está nada claro es que esté alterada, o que esto sea importante, en otros casos.

La teoría del “intestino permeable” incluye al Síndrome del Intestino Irritable (SII), la diarrea y las molestias digestivas relacionadas con intolerancias alimentarias. Entre los trastornos no digestivos se ha involucrado en algunas tan diversas como la fibromialgia, el síndrome de fatiga crónica, el asma, la psoriasis, la enfermedad de Parkinson, la esclerosis múltiple, la depresión o el autismo. Los datos científicos sobre la relevancia de la alteración de la permeabilidad en estas entidades no son muy convincentes.
Lo que si es cierto es que la mayor parte de los estudios que evalúan la permeabilidad en el SII encuentran que está alterada (40-50% de los casos), especialmente en aquellos con predominio de diarrea (SII-D). Además, algunas investigaciones han relacionado el aumento de la permeabilidad y los síntomas, en concreto el dolor abdominal.
El aumento de la permeabilidad intestinal (“intestino permeable”) no es una enfermedad, es un mecanismo, entre otros muchos, que puede o no producir síntomas.
(Si estás especialmente interesado en este tema te sugiero leer el artículo: “Para los que quieren saber más sobre la permeabilidad intestinal y sus alteraciones (Leaky gut: intestino permeable)”.
¿Qué son la disbiosis colónica y el sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO)?
Nuestro cuerpo está habitado por millones de microrganismos con múltiples actividades, la mayoría beneficiosas para nuestra salud. Entre tanto bicho, la microbiota digestiva, que va desde la boca hasta el ano, es la más abundante de nuestro organismo. Entre nosotros y la microbiota se produce una simbiosis en la que nosotros alimentamos a los microorganismos y ellos benefician el funcionamiento de nuestro cuerpo. Esta simbiosis ha llegado a un estado óptimo a través del paso de millones de años. No obstante, en determinadas circunstancia tales como la enfermedad, una dieta inadecuada, factores emocionales o tratamientos antibióticos (entre muchos otros), se altera esta situación de simbiosis y se produce la disbiosis. Por tanto, la disbiosis colónica es la falta de equilibrio (alteración de la homeostasis) en la microbiota del colon. El problema es que no conocemos a muchos (la mayoría) de los microorganismos que pueblan nuestro tubo digestivo. Además, las técnicas para identificarlos son complejas, costosas y difíciles de interpretar.
El sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO: “small intestine bacterial overgrowth”) se define como un aumento del número de bacterias que normalmente hay en el yeyuno o en el íleon. Nuevamente, es difícil diferenciar lo que es normal y lo que no lo es, cuantas son pocas bacterias y cuantas muchas.
Cuando la anatomía o el funcionamiento del intestino delgado se alteran de manera importante, se puede producir un “estancamiento” intestinal que favorece el aumento de microorganismos intraluminales. Así ocurre en la pseudoobstruccion intestinal, en los divertículos yeyunales, en la esclerodermia, la enteritis por radioterapia, o tras cirugías digestivas importantes. También puede aparecer en casos de hiposecreción ácida gástrica (ej.: gastritis crónica autoinmune), o déficits de secreciones pancreáticas (ej.: pancreatitis crónica o fibrosis quística).
Nuevamente, se ha considerado que el SIBO puede favorecer el SII, la diarrea funcional o el hinchazón abdominal; pero ni es la única causa ni la fundamental (al menos en la mayoría de los casos).
De lo que hay muy poca evidencia científica es de que el SIBO sea una causa primordial de la fibromialgia, el síndrome de fatiga crónica, u otras molestias.
Algunos comentarios sobre el diagnóstico de SIBO
En la mayoría de los laboratorios se realiza mediante la prueba del aliento, utilizando como sustrato lactulosa (o lactitol). Sin embargo, se ha demostrado que esta técnica se acompaña de muchos falsos positivos, y que en realidad (y en especial en pacientes con SII y diarrea) lo que mide es la llegada de la lactulosa al colon – y su fermentación por las bacterias normales allí presentes – y no un aumento de microorganismos en el intestino delgado.
Cuando la prueba del aliento se efectúa con glucosa, en lugar de con lactulosa, los diagnósticos disminuyen a menos de la mitad. Si se realiza una aspiración mediante sonda del yeyuno proximal (técnica más precisa pero muy compleja) el hallazgo de SIBO es aún mucho menor.

¿Qué es la candidiasis intestinal?
La Cándida es una levadura extraordinariamente frecuente, y comensal habitual de nuestro organismo. Existen más de 100 especies diferentes, estando en la mayoría de los casos en una pacifica simbiosis con el ser humano. Las infecciones suelen ocurrir cuando el sistema inmunitario se debilita, o la microbiota se altera. En estos casos la infección es local, ya sea vagina, bucal o, menos frecuentemente, esofágica. La mayoría de las infecciones son causadas por Candida albicans, aunque las producidas por Candidas no-albicans han aumentado en las últimas décadas.
La candidiasis vaginal es muy frecuente, se asocia a la toma de antibióticos, y la respuesta al tratamiento suele ser favorable en pocos días.
Algo muy diferente es la candidiasis sistémica, que se produce en pacientes con inmunosupresión grave: la mayoría son casos de cáncer o SIDA.
En lo que se refiere a la candidiasis intestinal, no hay evidencia científicas ni de su existencia, ni de su relación con molestias digestivas (dolor, hinchazón, diarrea, …) ni de mejoría con los tratamientos anti-cándida (dietéticos o farmacológicos).
¿Qué tienen en común el intestino permeable, la disbiosis, el SIBO y la candidiasis intestinal?
- Se han relacionado con enfermedades complejas y de causa multifactorial.
- El mecanismo de actuación no tiene una base científica sólida.
- La mayoría de los médicos no confían en las hipótesis que los sustentan.
- Se supone que pueden ser tratados mediante “métodos naturales” (incluyendo dietas y probióticos).
- Sus mayores defensores son nutricionistas, fisioterapeutas o coachs.
- Se explican de una forma sencilla e intuitiva (aunque no muy científica).


Ahora explicaré cuál es la causa del hinchazón abdominal
Muchas pacientes se quejan de que se les hincha mucho la barriga, especialmente después de comer. Hasta ahora no se sabía cuál era la causa, pero ahora ya se conoce. Los alimentos ricos en flucoflavonoides, al llegar al intestino delgado, producen liberación de sustancias oxidantes (tales como el óxido nítrico) que, a su vez, estimulan el nervio vago. Esta activación autonómica induce un aumento de la fermentación bacteriana intestinal y relajación de la pared abdominal. La consecuencia es hinchazón/distensión tras las comidas.
¿Suena científico? ¿Suena convincente? Pues es todo mentira, y me lo acabo de inventar. Sacarse de la manga una hipótesis es fácil, lo difícil es demostrarla científicamente. Usted escoge.
Comentarios para mi descargo
- No soy un fanático de la medicina basada en la evidencia. También creo en la medicina basada en la experiencia.
- Soy un firme defensor de la medicina integrativa y la colaboración entre médicos, nutricionistas y psicólogos.
- En nuestro equipo contamos con apoyo de nutricionista y psicológico.
- Cuando claramente existe una disbiosis intestinal utilizo probióticos (seleccionados).
- Cuando claramente se diagnostica SIBO utilizo antibióticos no absorbibles.
- No sé exactamente que es un coach (supongo que alguien con buena intención).
