Qué son, que hacen y para qué sirven

Dr. Fermín Mearin

Dr. Fermín Mearin

Director del Servicio de Aparato Digestivo, Centro Teknon, Barcelona

Probióticos

¿Qué son los probióticos, los prebióticos y los simbióticos?

El descubrimiento de la importancia de la microbiota en los estados de salud y de enfermedad ha contribuido a desarrollar estrategias que, modificándola, puedan ser de utilidad práctica. De aquí viene el interés científico,  clínico y comercial en desarrollar probióticos, prebióticos y simbióticos.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define probiótico como aquellos microorganismos vivos que, al administrarse en cantidades adecuadas, confieren un beneficio a la salud del huésped. Los probióticos están presentes en diversos productos, incluyendo alimentos, medicamentos, y suplementos dietéticos. Los que se han utilizado más frecuentemente corresponden a especies bacterianas de Lactobacillus y Bifidobacterium, pero la levadura Saccharomyces cerevisiae y algunas especies de E. coli y Bacillus también son utilizados como probióticos.

Desde hace muchísimos años, las bacterias que fermentan el ácido láctico, entre las que se encuentran fundamentalmente los Lactobacillus, han sido utilizadas para la conservación de alimentos; dichas bacterias, además de actuar como agentes fermentadores de alimentos, pueden tener efectos beneficiosos sobre la salud. No obstante, en términos estrictos, el término probiótico debe reservarse para los microbios vivos que han demostrado ser de utilidad en humanos en estudios científicos.

Por otra parte, los prebióticos (con e) son sustancias alimenticias que tienen la capacidad de nutrir a ciertos microorganismos intestinales con supuesta acción beneficiosa. Los prebióticos más comunes son la oligofructosa, la inulina, los galacto-oligosacáridos, la lactulosa y los oligosacáridos de la leche materna. La oligofructosa está presente en muchos alimentos tales como el trigo, las cebollas, los plátanos, la miel, el ajo o el puerro. La lactulosa es un disacárido sintético utilizado principalmente para tratar el estreñimiento.

Para explicarlo de una manera muy fácil: los probióticos son “bacterias buenas” para nuestro organismo y los prebióticos son “alimentos” que sirven para favorecer el crecimiento de bacterias con efectos beneficiosos. 

 A su vez, los simbióticos son combinaciones de probióticos y prebióticos.

Los probióticos fueron descubiertos en 1908 por illia Metchnikoff.

¿Son todos los probióticos iguales?

A ningún médico se le ocurriría decirle a un paciente “tómese un antibiótico para la infección”. ¿Para qué tipo de infección? ¿Qué antibiótico? ¿En qué dosis y durante cuánto tiempo? Sin embargo, son muchos los profesionales sanitarios cuya indicación genérica es: “tómese un probiótico”; “cualquiera, todos van muy bien”. ¿Cómo que todos van muy bien? De nuevo, ¿para qué, cuál prebiótico, en qué dosis y durante cuánto tiempo? No, no todos los probióticos son guales ni tienen las mismas indicaciones. Algunos ni siquiera son probióticos ya que los microorganismos no se conservan vivos en los preparados o llegan ya muertos al intestino. Otros no tienen los efectos beneficiosos que supuestamente se les atribuye, y en muchos casos no disponen de las evidencias científicas para su recomendación terapéutica.

Desafortunadamente aún se pueda rotular a determinados productos como probióticos

sin estar ni bien definidos ni con eficacia probada en estudios clínicos adecuadamente diseñados. Asimismo, se han documentado casos en los que los productos no cumplen con lo que se indica en sus etiquetas en relación con el número y tipo de microbios viables presentes, y sobre la cantidad que hay que consumir para que se obtenga un efecto beneficioso.

Debe ser obligatorio que los fabricantes indiquen claramente en el etiquetado el género, especie y cepa de cada probiótico, así como el número de células viables de cada cepa probiótica que quedará al final de la vida útil. Actualmente, muchos probióticos no cumplen las condiciones anteriormente enumeradas.

¿Qué se le debe exigir a un probiótico para que sea eficaz?

La demostración y aceptación de que determinados probióticos son útiles en el tratamiento de diversos trastornos revolucionó su mercado. Lamentablemente aparecieron decenas, centenares, miles de supuestos probióticos capaces de mejorías fascinantes en múltiples enfermedades. La mayoría no aportaban ningún aval científico, en muchos no había datos de su supervivencia en el intestino, y algunos ni siquiera contenían microorganismos. Por tanto, antes de tomar un probiótico hay que cerciorarse de que cumple unos criterios mínimos exigibles: 1. Estar claramente especificado el género y la cepa; 2. Contener las bacterias vivas; 3 Ser administrado en dosis adecuada hasta el final de su vida útil; 4. Haber demostrado ser eficaz en humanos mediante estudios controlados; y 5. Ser tolerables y seguros.

La dosis de probióticos adecuada varía enormemente según el género y la cepa. Si bien muchos productos de venta libre proporcionan entre 1–10 mil millones de ufc/dosis, algunos probióticos han demostrado ser eficaces a niveles más bajos, mientras que otros requieren cantidades mucho mayores.

¿Hay datos de que los probióticos son útiles?

Sí, cada vez hay más estudios que demuestran la eficacia de los probióticos en el tubo digestivo. Eso no quiere decir que sean imprescindibles o que tengamos que estar tomando probióticos todo el tiempo. Hay que servirse de ellos cuando es necesario. Por ejemplo, en el aparato digestivo se ha comprobado que son eficaces en casos de diarrea aguda bacteriana o inducida por antibióticos. Su uso debe extenderse a la prevención en aquellos pacientes con mala tolerancia (o episodios de diarrea previa) al tomar antibióticos.

La utilidad de algunos probióticos también ha sido demostrada en el síndrome del intestino irritable y la distensión/hinchazón abdominal. En los casos de estreñimiento puede ser de cierto apoyo pero, en casos no leves, suele ser preciso añadir otros tratamientos.

    Beneficios de (algunos) probióticos en el tubo digestivo

     

    1. Efecto antibacteriano y antiviral
    2. Efecto antiinflamatorio en la mucosa intestinal

                Inflamación  → alteración de motilidad y sensibilidad

    1. Modificaciones de la microbiota intestinal
    2. Cambios en el volumen/composición de las heces y gas
    3. Aumento de la secreción de moco
    Probióticos

    Bifidobacterium longum subsp. longum 35624

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