Dr. Fermín Mearin

Dr. Fermín Mearin

Director del Servicio de Aparato Digestivo, Centro Teknon, Barcelona

Escribir un blog sobre el aparato digestivo y pretender que a la gente le interese puede parecer una tarea complicada, o incluso absurda. Pero quizá no lo sea tanto si tenemos en cuenta algunos hechos. Repasémoslos.

Nuestro cuerpo es un tubo rodeado de carne. Dicho así no queda muy elegante, pero es cierto. El tubo digestivo comienza en la boca y termina en el ano, recorriendo todo el interior de nuestro organismo. Quizá por eso estamos tan centrados en el aparato digestivo.

Además, la digestión de los alimentos es una función vital, consciente y agradable (o debería serlo). Hay otros órganos que, siendo también fundamentales para nuestra supervivencia, son poco expresivos. Por ejemplo, el hígado o los riñones – mientras se mantienen sanos – no nos dicen nada: son, por decirlo de algún modo, clínicamente sordomudos. ¿Quién se acuerda de sus glándulas suprarrenales o de su bazo cuando funcionan bien? Sin embargo, el tubo digestivo está continuamente presente en nuestra vida, para bien y para mal: una buena comida, una mala digestión, el placer de una degustación, las molestias por ir mal al baño, son circunstancias habituales en nuestro día a día.

una web sobre molestias digestivas

Sin duda, el aparato digestivo es importante para nosotros. No hay día en que no lo disfrutemos o lo suframos. Comemos diariamente, al menos tres veces, y siempre que lo hacemos deseamos que “se porte bien” para que gocemos de esta actividad, o al menos que no nos moleste.

Por otra parte, el aparato digestivo es de una complejidad enorme. Se mueve de manera coordinada desde el esófago hasta el recto, segrega un montón de sustancias para procesar los alimentos, tiene mecanismos específicos para absorber los nutrientes: y todo esto lo hace de manera perfectamente organizada. Por eso, para organizarse bien, el tubo digestivo tiene muchísimas neuronas (más de cien millones) que le ayudan a armonizar todas estas funciones y a comunicarse con el jefe de la oficina de arriba, el cerebro (que tiene aún muchas más neuronas: más de ochenta mil millones). Por eso, y porque es muy sensible, al intestino se le llama “el segundo cerebro”; si bien es cierto que a bastante distancia del primero.

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Ah, pero cuando falla…! Entonces sí que nos acordamos de él. Se inflama, se hincha, se mueve en exceso o demasiado poco, le crecen pólipos, la vesícula y el páncreas no funcionan y dejan de ayudar en la digestión. ¡Un desastre! Aléjenos la naturaleza de tales males y como dice el refrán: “Quien bien come y mejor digiere, sólo de viejo se muere”.

Esta web no pretende ser un manual ni una enciclopedia que abarque todas las dolencias digestivas. Ni su intención ni su extensión van en este sentido. Lo que intenta es familiarizar al lector con algunos aspectos que, por frecuentes, interesantes o curiosos, merecen ser planteados. Ya que convivimos de manera tan íntima con nuestro aparato digestivo… ¡conozcámoslo mejor!

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Este es un blog informativo, que no pretende servir de foro interactivo. Lamentamos no poder incluir sus preguntas y comentarios, y responder a sus dudas. Espero que le sea útil y gracias por su colaboración.